sábado, 9 de abril de 2011

Negritud





           No todas las ciudades son iguales, cada una tiene su sonido, su banda sonora.
No es que yo haya viajado mucho, pero parece que cuando piensas o hablas de una ciudad en concreto, en tus oidos resuena un género musical. No voy a decir que Dublin suene a música clásica, o que Moscú a marcha militar, ni si quiera New York a música Jazz.
          Soy más patrio, podría decirse que Alicante suena a Reggae, o Sevilla a Flamenco, Madrid a pop, Bilbao a rock, Barcelona a electrónica vanguardista, Cartagena a punk y Murcia, Murcia ...
          Las calles que yo habitualmente piso están inundadas de una apatía musical; bueno apatía en las artes en general, ni cine, ni pintura, ni sala de conciertos, ni exposiciones, ni vanguardia, ni nada.          
         Como muchos muchos núcleos urbanos que intentan despuntar, que se esfuerzan en dejar de ser un pueblo para ser una ciudad (pequeña), no tiene aún personalidad, ni clientes, ni consumidores, ni, ni, yo diría que ni alma aún.
         La banda sonora de mi barrio es una charanga de pueblo, esa banda de tambores y cornetas que es las fiestas ancionales te despierta a las 8 a.m.
         Los grupos de música de mi pueblo, se van a presentar sus discos a Madrid, Murcia, Alicante, por que aquí no se les reconoce, no se les apoya, no se les incentiva, no se les deja tocar en directo.
        La banda sonora de mi tierra, suena ancarónica, obsoleta, repetitiva,  aburrida, vacía.
        Y no parece que la cosa vaya a cambiar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario